Lo que Dios pretendía era que nosotros tuviéramos control
sobre nuestra vida, que fuéramos capitán de nuestra alma. Deberíamos estar
activos en la clase de actividad que nos complaciera. Deberíamos estar
asociándonos con quienes quisiéramos; y al ir transcurriendo los años, deberíamos ir siendo cada vez más felices, más sanos
y más jóvenes.
Sin embargo, la raza humana no ha hecho eso, y el
mensaje metafísico viene a nosotros para llevarnos de vuelta a lo que Dios
pretendía que fuéramos.
Ahora bien, si es que hemos de ser el capitán de nuestra
alma, entonces tenemos que hablar con autoridad, como lo hiciera Jesús. Claro
que no podemos hablar con autoridad a menos que sepamos quiénes somos. Jesús
lo puso muy escuetamente: «Si permanecéis en mí [el Cristo de Dios] y
mis palabras permanecen en vosotros -.» Cuando caigas en la cuenta de ello,
entonces sabrás quién eres en realidad -el hijo de Dios.
Claro que en la nave de la vida no puedes llegar a puerto
a menos que las velas estén desplegadas. Tienes
que darte a la vida espiritual de todo corazón. No
puedes esperar llegar a puerto si eres fiel a tus oraciones y meditaciones sólo
durante un tiempo, y entonces por un rato te olvidas de
Dios. No puedes esperar llegar a puerto si constantemente haces excusas para
justificarte, o si dejas rincones oscuros en tu vida. Serás el capitán de tu alma y estarás avanzando con todas las velas desplegadas cuando hayas puesto tu vida bajo el Principio Espiritual, y puedas decir con Jesús: «Yo y el Padre uno somos... El Padre que mora en mí, él hace las obras.»
Tomado del Libro " Reclama Lo Tuyo " .-Emmet Fox