Una
gran dificultad práctica que se suscita al discutir sobre
Dios es
el hecho de que no contamos con un
pronombre apropiado que
usar.
Tenemos que usar el pronombre "él". No nos queda más alternativa,
aunque esta palabra es muy engañosa porque inevitablemente sugie
re un hombre o animal macho. Decir "ella" sería igualmente absurdo
y el pronombre "lo", además de sugerir que carece de reverencia,
evoca un objeto inanimado e ininteligente. Al lector, por ende, se le
pide que tenga en cuenta que el uso de "Él" es un tapagujeros inevi
table, y que ajuste su pensamiento de igual forma.
La Biblia dice que”Dios es Espiritus”: y que todo aquel que le ado
re tiene que adorarle en espíritu
y en verdad. Adorarle
en espíritu
quiere
decir
lograr un entendimiento espiritual de su naturaleza y
nos ocuparemos ahora
de hacer exactamente eso. No trataremos de
definir a Dios -porque eso sería limitarle- pero podemos alcanzar lo
que, para todo propósito práctico, es un excelente conocimiento
ope
racional de Dios. Haremos
esto mediante la
consideración
de difefe
ntes aspectos
de Su
naturaleza, uno
por uno.
Supongamos que ustedes
quisieran ver un gran edificio como, por
ejemplo, el
Capitolio en Washington.
Saben que no
hay forma algu
na de poder verlo todo de una
vez, pero eso
no significa que no pue
den
familiarizarse a cabalidad con él. Lo
que tienen
que hacer
es ca
minar por el
edificio viéndolo
desde
diferentes ángulos hasta que lo
hayan visto todo. Lo verían,
digamos, desde el
norte y, entonces,
desde
el este; de allí pasarían
a verlo desde el
sur, y luego, desde el
oeste; y entonces sabrían
exactamente cómo
es el edificio.Haremos
exactamente lo mismo con la
idea de Dios.
La
única manera de acercarse
a Dios es pensando en Él.No hay pa
sos materiales que te puedan llevar
a Dios. Sólo
al pensar en Él pue
des acercarte a Él. En
Oriente cierta
gente tonta
ha tratado de acer
carse a Dios mediante la mutilación
de sus
cuerpos, o
asumiendo
posturas incómodas y
contranaturales, o entrenándose en
difíciles
actos de acrobacia
-pero tales cosas
son una pérdida de tiempo.
No hay forma de encontrar a Dios
excepto mediante la oración,
y orar es
pensar en Dios.
Tomado del Libro "Puntos y Aspectos de Dios" de Emmet Fox