Para
que entiendas con mayor claridad cómo es que ocurre este
proceso tienes que
caer en la cuenta de
que, en verdad, no tienes
un cuerpo sino dos. Puede que te sorprenda cuando
se te dice que
aquí y ahora
no solamente
tienes
el cuerpo físico que conoces -eso que ves cuando te miras al espejo- sino que también tienes
un segundo cuerpo que es tan substancial como el primero aunque no lo
puedas ver, porque
dicho cuerpo
está hecho
de éter. Puede
que esta afirmación te sorprenda pero es verdad. El
cuerpo
etérico tiene la
misma forma que tu
cuerpo
físico pero es levemente más grande e interpenetra el cuerpo físico de la misma manera
que el aire llena
una esponja. Más que rodearlo,
lo interpenetra. Puede que te
ayude
el pensar que dicho cuerpo es
como una copia en
éter del cuerpo físico. Hay algunas
personas que
pueden ver el cuerpo
etérico cuando
se concentran en
ese propósito porque
tienen el poder de establecer contacto con
vibraciones mucho
más sutiles
que las que se podrían de otra manera percibir
con los sentidos físicos ordinarios pero, por supuesto, la gran mayoría de la
humanidad carece de tal poder.
Cuando
estás despierto tus dos cuerpos permanecen juntos interpenetrándose el uno al otro,
pero cuando te
duermes
la mayor parte de tu
etérico se despega del
físico; y, en realidad, este"
despegue" del etérico es lo que
constituye el sueño.
Lo mismo pasa cuando quedas
inconsciente, ya
sea por recibir un anestésico
o un golpe en la cabeza, o si caes en lo que se
llama un "trance" o alguna clase de coma. Todas estas condiciones en alguna
medida difieren
la una de la otra pero todas tienen esto en
común: que una mayor o menor parte del etérico se despega del físico llevándose
la conciencia
consigo.
Tomado del Libro " Puntos y
aspectos de Dios " de Emmet Fox