Es natural preguntar
en este
punto:
¿Dónde está ubicado el otro mundo? ¿Está arriba en el cielo o está
bajo tierra? La respuesta
es que no está en ninguno de estos lugares. De hecho,
el otro mundo (el "más allá") está a nuestro alrededor aquí mismo. Los llamados "difuntos"
están desenvolviendo
sus
vidas aquí donde estamos ahora,
pero
lo están haciendo en su
mundo y
a su manera.
La razón de que no
los veamos
a nuestro alrededor o no
choquemos con ellos
es la misma
razón
de el por
qué un
programa
de radio no
interfiere con otro;
están en
diferente longitudes de onda. No hay
meramente un plano
etérico como
mucha gente
piensa sino que
hay muchos, cada uno menos denso que el
anterior,
y así hasta el infinito; y todos se interpenetran el uno con
el otro. Las actividades de un plano en particular no interfieren en forma alguna con las de ninguno
de los otros por la
razón que acabamos
de dar Relativamente hay
una diferencia
muy grande entre
la densidad de uno de estos planos y el
que sigue, de manera que en condiciones normales no hay tránsito entre ellos.
Al
despertar
en el
siguiente
plano,
la persona"
difunta" observa
ciertos
aspectos
que le
son conocidos
en el
mundo
a su alrededor, pero también
nota ciertas curiosas diferencias. Si ha estado muy enfermo o si se trata de un anciano,
estará sorprendido
agradablemente por un sentido de bienestar y juventud.
Esto es porque al haber dejado en el plano terrenal el cuerpo gastado, éste ya
no restringe de ninguna manera el pleno funcionamiento de su mente. Es capaz de
ver su cuerpo etérico, el
cual le luce ahora tan sustancial como lucía el viejo
Tomado del Libro " Puntos y
aspectos de Dios " de Emmet Fox