No es
posible que se
dé un
acto de violencia en el mundo
exterior de la experiencia a menos
que primero no
se haya dado un pensamiento de violencia
( miedo,
odio, etc.) en el
mundo
interno de la mente. Y es igualmente verdad que no es posible
que pensamientos de violencia
gobiernen las almas
de los hombres
sin que tarde
o temprano se manifiesten en lo externo.
De
esto se deriva naturalmente
que el
método
científico para
la prevención
de las
guerras tiene
que estribar
en el
cambio de la
mentalidad
de la
gente; y no hay
ninguna otra
manera. Pero,
¿cómo se puede producir
este
cambio mental?
¿Acaso puede hacerse mediante el esfuerzo educacional de libros y panfletos, de llevar a cabo concentraciones en pro
de la
paz, de
convocar conferencias internacionales y demás? Bueno, todas estas cosas son esfuerzos en la dirección correcta,
por supuesto, pero
tiene que admitirse que sus
resultados
prácticos
son, por lo general,
muy escasos y desproporcionados vis-a-vis
los gastos y esfuerzos involucrados. Sabemos que todas las guerras recientes han estado precedidas
de esfuerzos de esta clase, los cuales, no obstante,
fallaron completamente para evitar que ocurrieran. No, hay
un peligro muy definido acechando
entre estas buenas
intenciones, porque muchas personas de mentalidad espiritual
son seducidas dentro
de un falso sentido de seguridad al confiar en
tales esfuerzos.
Hay, no obstante, un
método para prevenir la guerra que es tanto fácil de aplicar cuanto indefectible en sus resultados. No
cuesta absolutamente
nada aplicarlo y
puede ser
puesto en efecto en cualquier parte por cualquier persona que esté dispuesta a darle un
poco de tiempo. Tal
método es la Oración
Científica.
Extraído del Libro " Puntos y Aspectos de Dios "