El
cambio es la ley del universo.
Sin cambio, el mundo no sólo permanecería
estático, sino que pronto se enranciaría y estancaría. Sin cambio no habría progreso,
ya que el cambio es la esencia del mejoramiento. Es obvio que para hacer algo
de manera nueva y perfecta,
tiene que darse un cambio.
Sin embargo, mucha gente ve los cambios que entra a
su vida con temor y presentimientos. Pero para los que están en el sendero
espiritual-para aquéllos que
creen en Dios y en el poder de la oración - el
cambio es una invitación a la expresión más plena de la vida. Todo cambio entraña que una puerta nueva se ha abierto, y que estás preparado para
dar un paso hacia adelante.
Pablo nos dice
en la epístola a los Romanos que hemos de transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, a fin
poder hacer más plenamente la voluntad de Dios. Lo que Pablo realmente sugiere
en esta afirmación es que no sólo no deberíamos temerle al cambio, sino que deberíamos producirlo activamente mediante
la renovación (o cambio) de
nuestra mente. Nos dice que al hacer esto seremos
transformados. Dicho de otra manera, nuestros viejos problemas y
dificultades se disolverán, y cual mariposa que emerge de su confinante crisálida, experimentaremos una nueva libertad y un
nuevo gozo.
Cuando en tu vida surja un problema o condición que
indique un cambio, depende de Dios y cae en la cuenta de
que no es tanto que una puerta se haya cerrado en un capítulo de tu vida, sino más
bien que una puerta se ha abierto a cosas nuevas y más interesantes.
Recuerda que la Biblia no dice: «Aférrate a lo viejo», sino que
dice: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.» "
Apocalipsis 21:5.
Tomado del Libro " Reclama Lo Tuyo " .-Emmet Fox
Tomado del Libro " Reclama Lo Tuyo " .-Emmet Fox