¡Qué
bella su cultura, pero qué
difícil de entender y seguir para nosotros! No existe separación en las razas,
sólo distintas culturas programadas en nuestras mentes.
En la naturaleza no existen fronteras. El honor, el
éxito y
el fracaso
no existen, como tampoco la belleza ni la fealdad, porque todo consiste en una manera
de ver de tu cultura. Es lo
cultural lo que provoca
esas
emociones ante el
nombre de "patria",
"raza", "idioma" o "pueblo". Son distintas
formas de ver que están programadas en nuestra mente. La"patria"es
el producto de la política, y la "CULTURA" es la manera de indoctrinarte.
Cuando
eres un producto de tu cultura, sin
cuestionarte nada, te conviertes
en un robot. Tu cultura,
tu religiosidad y
las diferencias
raciales, nacionales
o regionales te han sido
estampadas como un sello y lo tomas como
algo real. Te enseñaron una religiosidad y una forma de comportarte que
no has elegido tú, sino que te vino impuesta
desde fuera, antes de que tuvieses
edad o discernimiento para decidir, y sigues así, con ella colgada como una piedra al cuello.
Sólo lo que nace y
se decide desde adentro es auténtico y te hace libre. Lo que haces como
hábito
y que no puedes dejar de hacer porque
te domina te hace dependiente,
esclavo de lo que crees, porque te lo han programado. Sólo lo que surge
de dentro y lo analizas, lo
pasas
por tu
criterio y te decides a ponerlo en práctica asumiéndolo, es tuyo y te hace
libre. Tienes que liberarte de tu historia y su programación para responder por
ti mismo, no de personaje a personaje.
Lo
mismo ocurre con lo que creemos que es amor, y
que no es más que un modelo cultural aceptado por la mente. No se puede vivir influenciado por el pasado. Lo
menos que se puede hacer por el amor es ser sincero, tener
claridad de percepción y llamar a cada cosa por su nombre; ser capaz de dar la
respuesta precisa sin engañar ni engañarte: Porque te amo te doy la respuesta,
desde mi realidad, que te corresponde a ti y a tu realidad en este momento; más
tarde no sé lo que puede ocurrir, y por ello no te hago promesas que no sé si
podría cumplir. Esto es lo menos que puedes exigible al
amor: sinceridad. La espiritualidad consiste en ver las cosas, no a través de
los cristales de color, sino tal como son. La
espiritualidad ha de nacer de ti mismo; y cuanto más seas tú mismo, serás más
espiritual.
Tomado del Libro " El Apego y El Sendero de La Iluminación " de Tony DeMello