La corriente de vida habita en la conciencia de su propia
selección. La corriente de vida es la habitante y la conciencia es la
habitación. Pero el trabajo de atraer a un individuo para que salga de la
conciencia de pensamiento, sentimiento, deseos sensoriales y hábitos humanos
formados a través de siglos, y penetre dentro del Conocimiento de la Perfección
de los Maestros Ascendidos, no es trabajo de un momento ya que al principio la
corriente de vida resiente el cambio (al
encontrarse agobiada por el peso de los siglos y asolearse en la inercia).
Cuando uno es convidado a «Levantarse e
ir al Padre»,
se requiere de toda la fuerza del alma
y de todo el poder del Espíritu para soltar los grilletes que se han formado.
¡Ay, Amados míos!, es sólo cuando la Voz de la Presencia pronuncia el fiat que
el Amado Jesús hizo retumbar dentro de la tumba: -Lázaro, ven fuera-, que encontramos la fuerza del deseo interno del aspirante.
Desde Alturas Cósmicas el Cristo Cósmico envía el fiat
al espíritu encadenado de cada hombre: «Ven fuera»- y he aquí que «YO SOY» el Puente que se extiende frente a ustedes». Al otro lado, encontrarán la Paz que ningún ser humano
puede darles. Encontrarán la Luz que han buscado durante siglos, y encontrarán
la Gloriosa Presencia que ustedes son y el Dios en que deben convertirse.
Crucen el Puente sobre las Alas de la Luz y sepan que
el Manto de Amor de Serapis los envuelve y los sostiene, elevándolos y
sumergiéndolos hondo, hondo, hondo dentro del Propio
Corazón de Dios.
Tomado del Libro " Luz Desde Luxor "