Mateo
añade
otro detalle importante del relato
navideño. Antes
de encontrar al Cristo
en la
persona de Jesús, Mateo era un recolector
de impuestos. Se
sentaba
en la
recepción de la aduana
cobrándole impuestos a todo viajero
y mercader que pasara por Jerusalén oriundo
de todas partes del mundo. Había conocido a
muchos
extranjeros, y
era
muy natural
que estuviera
particularmente interesado en
unos
forasteros
que habían venido toda
la distancia desde
Persia
a rendirle homenaje
al infante Jesús.
Mateo
los llama
los Magos que vinieron de Oriente.
Eran
sabios porque
eran espirituales.
Se habían
pasado mucho de su tiempo
en oración y
viviendo la
vida espiritual,
y ellos
sabían que algo maravilloso estaba pasando
en la Tierra.
Habían visto una
estrella. La
siguieron
y ésta
los condujo al
bebé
en Belén. La gente que se
mantiene
cerca de
Dios sabe muchas
cosas que
la gente que no, no tiene manera de saber.
Los
Reyes Magos intuitivamente
sintieron que un
gran evento estaba aconteciendo en Judea. Esta
era
la estrella
de la revelación
que ascendió por
el Oriente.
La
estrella del Oriente es la estrella de la mañana. Es el primer destello, el
primer
amanecer de la Verdad
Crística. En la
Biblia y en otras
partes -como hemos observado anteriormente- el
"Oriente"
siempre representa
el espíritu, la
verdad. «Porque su estrella hemos visto en el oriente=-si" Cuando ves
la estrella
en Oriente todavía
no has encontrado al
niño Cristo, pero estás convencido de que existe y de que
lo quieres, y de
que lo vas a
encontrar. Los Reyes
Magos vieron
la estrella
en Oriente y la siguieron,
y ella los llevó al
niño
Cristo. Ellos
habían
estado buscando a Dios y siempre se encuentra lo que se busca.
Tomado del Libro " El Nuevo Testamento " de Emmet Fox