Ustedes han leído y oído de las corrientes
de vida que están atadas a la Tierra. Han oído bastante acerca de esto en la
literatura oculta. Son individuos con un fuerte amor o un fuerte odio por las
cosas de la Tierra y por la gente de la Tierra. Pelean hasta la muerte; y aún
después de haber pasado a través de dicho cambio, rehúsan aceptar que ya no son
parte del mundo de las apariencias físicas. Se aferran tenazmente a las cosas
que aman o que más les disgustan, o a los individuos que se aman u odian en
sumo grado, y viven sobre la vitalidad y el magnetismo de los organismos
vivientes de la humanidad encarnada. Por supuesto, a través de las actividades
de la Nueva Dispensación, una gran cantidad de estos individuos han sido
liberados, y a través de los tremendos Llamados y Aplicaciones de ustedes,
ellos han sido extraídos de la atmosfera de la Tierra a pesar de sí mismos.
La razón de que algunos individuos permanezcan en el ámbito
Astral por un largo tiempo, es que rehúsan contestar la llamada para comparecer
ante el Tribunal Kármico. Hasta que acepten la asignación de la expiación de,
al menos, una medida de su karma, y hasta que están deseando tomar una determinación
y resuelvan pararse dentro de la esfera en la cual el Tribunal Kármico
considera que ellos están capacitados para habitar, no podrán tener otro cuerpo
terrestre. Este es un estado de conciencia muy testarudo, muy desagradable. Aún así, estos
individuos deben solicitar personalmente la oportunidad de ser escoltados al
Tribunal Kármico, y poner a un lado la rebelión en contra de tener que limpiar
sus propios mundos, así como aprender la Ley de la Vida. Esa es un Llamado que
ustedes podrían hacer con mucha eficacia: Que cada corriente de vida que desencarna
en la Tierra, en vez de buscar el escape de la inconsciencia o buscar vivir
sobre la Tierra en el Ámbito Astral (atados a la Tierra), deba -conscientemente y
en dignidad - responder
a la Ley Cósmica del Círculo y entrar a los Salones del Karma para recibir allí el
uso del Fuego Sagrado; y,
bajo la guía de un Maestro competente,
empezar a hacer las cosas bien.
Tomado del libro " Luz desde Luxor "