Cuando Nabucodonosor proclamó su decreto de que todo el mundo en su
reino debería hincarse y adorar a la imagen de oro que había erigido, hubo tres hombres que rehusaron
obedecer. Se trataba de Sadrac, Mesac y Abed-nego, ·oficiales hebreos en la provincia de
Babilonia, y tenían mucho que perder por esta negativa.
Nabucodonosor los citó a su presencia, y de forma directa le dijeron
al rey que su Dios los libraría del fuego ardiente al cual serían arrojados, pero aún si Dios no los
libraba, ellos seguirían sirviéndole a Él y sólo a Él.
Ahora, en tanto que creas sólo en Dios
y que le adores por amor a Él, podrás esperar ser liberado de los males y
miserias que plagan a la humanidad. Claro que todo cristiano dirá:
"Naturalmente que sólo creo en Dios. No adoro a ídolos o imágenes de oro.
De manera que esto no me afecta." Sin embargo, si le das poder al pecado,
a la enfermedad o al mal que sea al creer en tales, o si crees que puedes lograr alguna ventaja si distorsionas la verdad, entonces habrás hecho
ídolos de estas cosas, y de la misma forma, los adoras.
Bueno, Nabucodonosor hizo que
arrojaran a los tres hombres al horno ardiente, siendo tan intenso el calor que
calcinó a los guardias que les arrojaron. Luego, al asomarse a ver a los tres
fieles hebreos, Nabucodonosor se sorprendió al ver a un cuarto hombre caminando
entre las llamas con los otros tres, y supo que éste se parecía al Hijo de Dios.
Luego, Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron del horno ardiente sin mostrar herida
ni quemadura alguna.
Así ocurre cuando nos aferramos a Dios
y le damos todo el poder. Él envía su mensajero para librarnos de nuestro horno de miedo y
frustración. Es allí cuando sabemos que nada nos podrá perjudicar.
«Bendito sea Dios ... que envió su ángel y libró
a sus siervos que
confiaron en él.» Daniel 3:28
Tomado del Libro " Reclama Lo Tuyo " .-Emmet Fox
Tomado del Libro " Reclama Lo Tuyo " .-Emmet Fox