En
el otro lado no hay ancianos por la siguiente razón: lo que acá vemos como un
caballero anciano es, de hecho, un hombre de mente madura cuyo cuerpo ha
comenzado a declinar de tal forma que la intensidad de todas sus facultades se disminuya. La persona
en cuestión ve mal, está casi sorda, se mueve con dificultad, se le olvidan las
cosas y, en muchos casos, resulta difícil hacerle entender cosas que queremos
decirle. Estas condiciones se deben simplemente a la descomposición del cuerpo
físico que evita que su contraparte etérica opere eficientemente; y ahora que el cuerpo
físico ha sido descartado, la persona naturalmente recupera el pleno uso de sus
poderes. Y así en el otro mundo será un hombre en la flor de la
juventud. Por otra parte, los niños que pasan al otro lado sin haber alcanzado
la madurez mental continúan creciendo en el otro lado hasta que también ellos alcanzan
la flor de la juventud.
En
el siguiente plano hay muchos lugares que difieren el uno del otro tanto como
en este mundo encontramos países tan diferentes como Suecia e Italia, por
ejemplo, y hasta en la misma ciudad encontramos condiciones tan diferentes como
las escuálidas calles de los arrabales y las bellas urbanizaciones ocupadas por
la gente acaudalada y culta. No hay duda de que allá hay una variedad mucho
mayor de condiciones de vida que lo que podamos encontrar en esta Tierra, por
lo que podríamos comparar el pasar de plano con la experiencia
de un hombre que se pasa la mayor parte de su vida en una pequeña isla y, de
repente, abandona la isla para explorar el mundo entero.
Tomado del Libro " Puntos y
aspectos de Dios " de Emmet Fox