En
el otro mundo hay algunos lugares que son muy desagradables (de nada sirve ignorar
este hecho por razones sentimentales solamente), pero
la persona promedio no va a ninguno de ellos. En tales lugares se encontrará gente que ha tenido una vida malvada en esta Tierra, cuya
mente ha sido dedicada primordialmente al odio, engaño o sensualidad. No estamos
hablando aquí del hombre o mujer promedio que pueda haber caído en la equivocación bajo la presión de
tentaciones severas sino de gente cuya vida entera ha sido mala a propósito.
Estos son los lugares a los que los predicadores ortodoxos se refieren como" el infierno". No son lugares de castigo
vengativo y ciertamente no duran para siempre sino hasta que el delincuente haya visto el error de su comportamiento y se haya
reformado. Déjenme repetir que
nadie "manda" a nadie para
ninguno de estos lugares; estos son meramente el ambiente natural de un alma
que se ha metido en dicha condición al repetidamente escoger lo inferior
prefiriéndolo a lo superior. Igualmente, nadie determina cuando
cesará el castigo; el escape de tales condiciones sucede automáticamente tan pronto como el alma ha cambiado lo suficiente.
Puede
que alguien se incline a preguntar si es apropiado hablar de "lugares"
en el siguiente plano, ya que tales sitios no son más que la proyección de los
propios pensamientos de los
sujetos.
La respuesta es que eso es lo que son
todas las situaciones en este plano también. Lo que llamamos un país, o una
ciudad, o una casa, o una habitación
en este mundo no es más que el pensamiento proyectado
-nada más-, y sin duda las únicas diferencias fundamentales
allá son la ausencia de inercia, lo
que hace que las cosas pasen casi instantáneamente, y la existencia de la dimensión adicional.
Tomado del Libro " Puntos y
aspectos de Dios " de Emmet Fox