A
un individuo que haya escogido entrar
al Gran, Gran Silencio,
le sugeriría una simple
fórmula mediante la cual podría él
ser un guía silencioso sobre su propia corriente
de vida.
Dejemos que vea al Gran Silencio
como su Reino del Cielo, la Morada de Dioses y Ángeles;
la más alta expresión
de la Belleza,
la Cultura,
el Amor y la
Luz que su mente y corazón puedan concebir.
Dejemos
que piense que, para habitar en
tal Reino, primero ha
de auto-prepararse a fin de no profanar
el Silencio con ninguna acción vibratoria
que resultase indigna
de tan Glorioso Reino.
Dejemos
que aprenda que
cada acción suya crea una vibración que
afecta
al Reino entero,
y que cada pensamiento y sentimiento
suyo está, de
igual forma, aumentando
su Belleza o destruyendo su Armonía.
Ustedes
verán que si
él vive cada
minuto imbuido en la conciencia de
que sólo
la radiación armoniosa es
la entrada
a ese
Reino, eventualmente llegará
al punto donde su propia acción vibratoria
le "capacitará" para habitar con
toda
Vida que ya ha aprendido y que se ha convertido
en la Ley del Amor.
IMPORTANTE: Las vibraciones
mentales no pueden gobernar indefinidamente la acción vibratoria de los cuerpos internos.
La voluntad humana podrá silenciar la lengua, mas no el sentimiento rebelde del hombre interno.
Sin embargo, esto sí lo logran la Gracia de Dios y la Luz
de Dios, que
cambian los cuerpos
internos
para que el hombre externo - por necesidad
- exprese
esa Armonía.
Tomado del El Libro " Luz Desde Luxor "