En la vieja tradición y las pinturas clásicas
del
advenimiento siempre aparecen un burro, un
buey y una
oveja en
el establo.
El "burro" representa esta mente nuestra que a
menudo se
pone terca.
Al burro nunca se le ha
dado
el crédito
de ser muy
intelectual, sabiamente
o no. El
burro
significa
la mente
humana que no ha
sido
iluminada por el Cristo. El "buey" representa
el cuerpo, el tirón
de las fuerzas
animales que mantienen
a mucha
gente fuera del reino. Y la "oveja"
representa
nuestra naturaleza
espiritual. El
Cristo nace
y unifica a
estos tres.
Observamos
la Navidad en
la última semana de Diciembre.
Los primeros
cristianos
se propusieron conseguir que sus
seguidores de alejaran de
las
celebraciones
paganas de Roma, por lo que
fijaron que la Navidad
ocupara
el lugar de la Saturnalia romana con
sus
prácticas
paganas. Sin embargo, Jesús no nació
en invierno. Nació en la
primavera
o temprano
en el verano. Los pastores, recordaréis, estaban en las
colinas
con sus ovejas.
Los pastores
del relato navideño eran gente sencilla pero
muy espiritual. Por
los últimos cuatrocientos
años
desde el
Renacimiento, la tendencia
en Occidente (en Europa
y América)
ha sido la de asociar
la espiritualidad
con la cultura
y la
educación. Estas van bien juntas pero son cosas diferentes. En el Viejo Mundo era diferente. Un hombre sin educación, un
pastor, un yuntero, un
marino, un pescador, lo más seguro era que no fuera un gran santo -en el
sentido de aquél que
es espiritual y que goza de un
contacto con
Dios.y así estos sencillos pastores
tenían un entendimiento
espiritual.
Fíjense
que no dije" pobres" pastores. ¿Cómo puede ser pobre
un hombre que tiene todo
lo que necesita?
No supongo
que estos pastores tuvieran
más que
los vestidos sobre sus hombros, que una sencilla
cabaña donde vivir,
y sus ovejas;
pero
eso era todo lo que
necesitaban. Sin embargo, tenían algo
más. Tenían la hueste estrellada arriba y a su alrededor las colinas y los
vientos y el siempre-desenvolvente
milagro de la vida.
Y ... tenían
el tiempo
para pensar
y meditar
y lograr el entendimiento espiritual. Tenían un conocimiento
de Dios
que a duras penas
podían tener ninguno
de los eruditos de la época,
y sabían que algo importante estaba aconteciendo. Todos los chicos
astutos en' Roma, Alejandría, Corinto
y otros
lugares
no tenían ni
idea
al respecto. Pero los
pastores sí.
Y la cosa maravillosa pasó. Un ángel se
les apareció..
Tomado del Libro “ El Nuevo Testamento “ de Emmet Fox