Llegamos ahora al
problema
de la disposición de los cuerpos y de los arreglos funerarios
en general. Déjenme decirles aquí, sin cortapisas, que la mayoría de nuestras costumbres funerarias aceptadas
son, en realidad,
herencias paganas,
y necesitan
que se les
aplique cualquier cantidad
de inteligencia
y decencia. Las
toleramos solamente porque estamos
más o menos acostumbrados a ellas y, sin
duda, cuando
sucede que gente pensante
asiste por primera vez a un funeral
convencional, se siente
escandalizada
y repelida. Toda
la cuestión realmente entraña que el
difunto está allí en la tumba, aunque hoy día casi nadie cree que eso es así. El que cristianos -quienes
profesan creer en la inmortalidad del alma -
traten los restos físicos como si fueran algo sagrado es algo que desafía
toda comprehensión.
Tal
actitud no es lógica ni inteligente.
Ustedes deberían caer en la
cuenta
muy
claramente de este hecho -
no hay nada de sagrado
en un cadáver. Es una colección de materia física para la
que su anterior propietario ya no tiene uso, y
debería ser descartada de la manera más limpia y expedita que
sea posible.
Y eso es todo. Su difunto propietario agotó una cantidad
de cuerpos físicos
durante su vida (como
probablemente ustedes saben,
todos recibimos una cierta
cantidad de cuerpos nuevos a causa del reemplazo gradual
a medida que pasamos por la
vida), y éste que
se entierra
ceremoniosamente no es más que el
último de ellos. Eso es
todo. Recuerden que
la belleza
de un cuerpo bello
emana del
alma que brilla a través de
él y no
está en el cuerpo
en sí. Esa alma con su
belleza y gozo se ha salido ahora, y
el cuerpo que quedó no es más
que un viejo
vestido que ha sido descartado. Este vestido
debe
ser
enajenado (para beneficio de los vivos) con
respeto pero
no con reverencia,
y el
método apropiado de hacer esto
es la cremación. Hay que estar completamente claro
en este respecto.
El disponer de
un cuerpo es simplemente un deber de los vivos, sin
ser un honor de ninguna
manera para con el difunto que
ya no se interesa más
en él. El
fuego es limpio, purificador
y respetuoso. El
cuerpo debería ser
cremado después de un lapso de aproximadamente tres
días, excepto en casos en que la rápida descomposición
ha comenzado, en los cuales la cremación se debería
efectuar inmediatamente.
Tomado del Libro " Puntos y
aspectos de Dios " de Emmet Fox