Es por ello que mucha gente se desanima consigo
misma e incurre en un alto grado de auto-condenación, al no poder cambiar
rápidamente toda su corriente de pensamiento en todos los aspectos de su vida --destruir al viejo Adán, como dice Pablo-- en un tiempo realmente breve. Éste, por supuesto, es un error capital y, por
cierto, al ser esencialmente negativa la auto-condenación (y, por ende un
pensamiento injusto, tiende a producir aún más problemas, entrando en un
círculo vicioso. Si no estás progresando tan rápido como quisieras, el remedio
es el de tener aún más cuidado de abrigar solamente pensamientos armoniosos. No
te quedes rumiando tus errores o la lentitud de tu progreso, sino que invoca la
Presencia de Dios en ti con tanto más ahínco cuanto mayor sea la dificultad que trate de desalentarte. Demanda Sabiduría. Demanda Poder, o prosperidad cuando
ores. Haz un examen de conciencia o revisión de tu vida, y observa si aún sigues pensando equivocadamente en
alguna sección u otra de tu mente. ¿Hay algún aspecto de tu conducta que no
es del todo recto? ¿Hay alguien a quien todavía no has perdonado? ¿Acaso te
estás permitiendo algún tipo de odio o desprecio político, racial o religioso? De estar en ti, seguro que se está escondiendo bajo la capa del fariseísmo. Si éste es el caso, arráncate la capa y liquida ese mal, que es
lo que te envenena la vida. ¿Encuentras que en tu corazón todavía abrigas celos
en alguna medida? -puede que sea de tipo personal o
profesional. Esta cosa odiosa es mucho más común de lo que se admitirá en la
sociedad comedida. Si allí está, córtalo y sácalo al costo que sea. ¿Encuentras en ti compunciones sentimentales
o añoranzas fútiles de lo imposible? De ser afirmativo, refleja el hecho de que --como
un ser inmortal, el Hijo de Dios que tiene dominio o poder espiritual- no hay
ninguna cosa buena que esté fuera de tu alcance, aquí y ahora. No pierdas más
tiempo afligiéndote por leche derramada, y haz del presente y del futuro una
realización espléndida del deseo de tu corazón. ¿Te remuerde la conciencia por errores pasados? Entonces recuerda que el remordimiento -a diferencia del arrepentimiento- es meramente una forma de orgullo espiritual. Regodearse en él, como lo hace alguna gente, es
traición al amor y perdón de Dios, quien dice: «He aquí ahora el día de salvación». «He aquí todas las cosas son hechas
nuevas. »
Tomado del Libro " El Sermón del Monte " de Emmet Fox