«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados»,
"Justicia" es otra de las grandes palabras claves de la Biblia, una
de esas llaves que el lector tiene que tener en su posesión para lograr el verdadero significado del libro. Al igual que "tierra" y "manso" y "confort", la palabra "justicia" es un vocablo técnico usado en un sentido muy
especial y definido.
"Justicia", en la Biblia, no se
refiere solamente a la recta conducta sino también al recto pensar en todas las cuestiones,
en todo aspecto de la vida. Al estudiar el
Sermón del Monte, encontraremos que todas sus cláusulas reiteran la gran
verdad de que las cosas externas no son más que la expresión (ex-presión o
presionadas hacia afuera) de nuestros pensamientos y creencias internas; que tenemos dominio o poder sobre nuestros pensamientos
para pensar como nos dé la gana; y así, indirectamente, hacemos o deshacemos
nuestras vidas por la manera en que pensamos. En estos discursos, Jesús nos
dirá constantemente que no tenemos poder directo sobre las cosas externas
porque las mismas no son más que consecuencias o -si así lo preferimos- imágenes resultantes de lo que acontece en el Lugar
Secreto. Si nos fuera posible afectar directamente lo externo sin cambiar
nuestro pensar, eso querría decir que podríamos pensar una cosa y producir
otra; y esto iría en contravención con la Ley del Universo. Sin duda, es
justamente esta noción lo que constituye la falacia fundamental que yace en la
raíz de todo problema humano -toda enfermedad y pecado, toda contienda y pobreza,
y hasta la misma muerte.
Tomado del libro " El Sermón del Monte " de Emmet Fox