Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose,
vinieron a él sus discípulos; y abriendo su boca les
enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres de espiritu, porque de ellos
es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán
consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la
tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán
a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán
llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de
la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan,y digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo.
Gozaos y
alegraos, porque vuestro galardón es grande
en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que
vosotros.»
Mateo 5:1-14
El Sermón del Monte comienza con las Ocho Bienaventuranzas.
No hay duda que ésta es una de las secciones de la Biblia que más se conoce.
Es seguro que hasta gente cuyo conocimiento de las Escrituras no llega a media docena de los capítulos más populares, conoce las Bienaventuranzas.
Desafortunadamente esta gente casi nunca las entiende y, como regla general,
las considera como un consejo de perfección que no tiene aplicación alguna en
la vida diaria. Pero esto es así únicamente porque tales personas carecen de la Llave Espiritual.
Tomado del Libro "El Sermán del Monte" de Emmet fox