Notamos que en el texto hay dos palabras que actúan
como polos: "mansos" y "tierra" . Ambas son utilizadas en un
sentido especial y altamente técnico, y tienen que ser develadas antes de
encontrarse el maravilloso significado que yace bajo ellas. Primero que todo,
la palabra "tierra" en la Biblia
no se refiere meramente a este globo terrestre. En realidad denota "manifestación".
Manifestación o expresión es el resultado de una causa. En la Metafísica Divina -y particularmente en el Sermón del Monte- aprendemos que toda
causacián es mental, y que nuestro cuerpo y todos nuestros asuntos
-nuestros hogares, nuestros negocios, la totalidad de nuestra experiencia- no son más que manifestaciones de nuestros propios estados
mentales. El hecho de que no estemos conscientes de la mayoría
de nuestros estados mentales no quiere decir nada, porque están allí en nuestra
mente subconsciente (a pesar de que los hayamos olvidado o de que nunca hayamos
estado conscientes de ellos).
Dicho de otra manera, nuestra "tierra"
quiere decir la totalidad de nuestra experiencia externa, y "heredar la
tierra" quiere decir tener dominio sobre dicha experiencia
externa; es decir, tener el poder necesario para llevar nuestras condiciones de vida a la armonía y al verdadero éxito.« Toda la tierra será llenada con la gloria del Señor». «El Señor reina, que se regocije la tierra». De manera que cuando la Biblia habla de la tierra --esto es, poseer la tierra, gobernar la tierra, hacer
de la tierra algo glorioso, etc.-, se está refiriendo a las condiciones de nuestra
vida, desde nuestra salud corporal hasta el
punto más lejano de nuestros asuntos. Es así como este texto se las arregla
para decirnos cómo podemos poseer - o gobernar o ser maestros de- nuestra vida
y destino.
Tomado del Libro " El Sermón del Monte " de Emmet Fox