Letra de la canción a Lady Meta

Lady Meta,es tu amor

un ejemplo para mi.

Quiero ser Tu Sanación

Para la Gloria de Dios


En el Nombre del " YO SOY "

Traes la Iluminación;

enseñando por doquier

la causa de la aflicción.


Mira nuestra humanidad

Anhelante de dar fin

A lo que impide ser

Nuestro Plan Divino Aquí.


Lady Meta ,escúchanos ,

Hoy venimos a servir

Ofrecemos a Tu Ser

nuestro momentum de Luz


Ven descarga el poder

Sanador del " YO SOY "


Lady Meta gracias por

traer de Venus aquí ;

Tu conciencia de humildad,

de Servicio y de Paz


Invocamos desde las

Ciudades Etéricas

Los Rayos que disuelven

la causa de enfermedad


Decretamos junto a Ti:

" YO SOY " LUZ y SANACIÓN

en la Tierra por siempre " YO SOY "









domingo, 1 de diciembre de 2013

PERCEPCIÓN ESPIRITUAL

«Bienaventurados los de limpio corazón, por- que ellos verán a Dios»

Comencemos por considerar lo que constituye la promesa de esta Bienaventuranza. Es nada menos que ver a Dios. Sabemos, por supuesto, que Dios no tiene forma corpórea alguna por lo que no se trata aquí de "verlo" en el ordinario sentido físico en que uno podría ver a un ser humano u objeto. Si uno pudiera ver a Dios de esta manera, Él tendría que estar limitado y, por ende, no ser Dios. "Ver" en el sentido que aquí se utiliza denota la percepción espiritual; y "percepción espiritual" significa justamente esa capacidad de aprehender la verdadera naturaleza del Ser, de la cual tanto carecemos.
Vivimos en el mundo de Dios, pero no tenemos la más mínima idea como es en realidad el mismo. El Cielo está a nuestro alrededor -no es un lugar lejano arriba en el firmamento, sino que está alrededor nuestro aquí y ahora- pero por razón de que carecemos de percepción espiritual, somos incapaces de reconocerlo; esto es, somos incapaces de experimentado y, por lo tanto, en cuanto a nosotros concierne, se puede decir que hemos sido excluidos del Paraíso. Estamos en contacto con un fragmento minúsculo del mismo, al cual llamamos "el universo"; pero aún hasta a ese pedacito lo vemos torcido y deformado la mayor parte del tiempo. Las palabras "Cielo" y "Paraíso" son los nombres religiosos que se le asignan a la Presencia de Dios, y el Cielo es infinito; pero nuestro hábito mental nos lleva a moldear nuestra experiencia solamente en términos de una tridimensionalidad. El Cielo es la Eternidad, pero lo que aquí llega a nuestro conocimiento lo hace en serie, en una secuencia llamada "tiempo", que nunca nos permite comprehender una experiencia en su totalidad. Dios es Mente Divina, y en dicha Mente no hay ningún tipo de limitación o restricción; sin embargo, nosotros vemos todo distribuido en lo que denominamos "espacio", o sea, espaciado -una restricción artificial que continuamente inhibe el constante reagrupamiento de nuestra experiencia que nuestro pensamiento creativo requiere.
El Cielo es el ámbito del Espíritu, de la Sustancia; sin edad, ni discordia, ni descomposición; un ámbito de bien eterno; y, sin embargo, a nuestros ojos todo parece que se está envejeciendo, descomponiéndose, gastándose; naciendo sólo para morir, floreciendo sólo para marchitarse. 
La posición en que nos encontramos se parece mucho a la de un daltónico en un bello jardín. Todo a su alrededor luce colores gloriosos, pero él está inconsciente de ello y sólo ve negros, blancos y grises. Si también asumimos que nuestro sujeto carece de olfato, veremos cuán poco de la gloria del jardín existe para él. Sin embargo, todo está allí aunque él no lo pueda percibir.
En teología se conoce esta limitación nuestra como la "Caída del Hombre", y surge de nuestro uso del libre albedrío en contraposición con la Voluntad de Dios. «Dios hizo al hombre derecho, pero éste ha buscado muchas invenciones». Nuestra tarea consiste en sobreponernos a estas limitaciones tan rápidamente como podamos, hasta que lleguemos al punto en que conozcamos las cosas como realmente son, hasta que experimentemos el Cielo como realmente es. Esto es lo que quiere decir "ver a Dios", y de verle "cara a cara". Ver a Dios es aprehender la Verdad como realmente es, y esto es libertad infinita y gloria perfecta.


Tomado del Libro " El Sermón del Monte " de Emmet Fox