A
lo largo de todo el día, los
pensamientos que ocupan tu mente -tu "Lugar Secreto",
como lo denominara Jesús -
se la pasan moldeando tu destino para bien o para mal. De hecho, la verdad es que la totalidad de tu experiencia de vida
no es más que la expresión externa de los pensamientos
internos.
Ahora bien, estamos en capacidad escoger la clase de
pensamientos que abrigamos. Puede que resulte algo
difícil desarticular un mal hábito de pensamiento, pero puede
hacerse. Siempre podemos escoger cómo habremos de pensar-dicho sea de paso, siempre lo hacemos-
por lo que nuestras vidas son meramente el resultado de la clase de pensamientos
que hemos decidido abrigar; y es así como siempre hay perfecta justicia en el universo. No existe eso de sufrir por el pecado original de otro hombre; lo que se da más
bien es la cosecha de lo que nosotros mismos hemos sembrado. Tenemos libre albedrío, pero éste radica en nuestra escogencia
de pensamiento.
Tomado del Libro " El Sermón del Monte " de Emmet Fox