Dicho de otra manera, en el sentido
corriente de la palabra,
los milagros sí pueden ocurrir (y ocurren)
como resultado de la oración. La pasen de manera muy distinta a la que hubiera sido de no
haberse orado.
Para nada importa la clase de dificultad en la que te
puedas encontrar. Para nada importa las causas que a ello te hayan conducido. La
oración te sacará de tu dificultad si tan solo eres lo suficiente persistente en
tu apelación a Dios.
Tomado del Libro "El Sermón del Monte" de Emmet Fox