En
la superficie, la Biblia es una compilación de documentos inspirados que fueron
escritos por toda clase de personas, en toda clase de circunstancias y a lo largo de cientos de
años. Los documentos, como han llegado a nosotros, no son los originales sino redacciones
y compilaciones de fragmentos anteriores; y poca certeza -si alguna- hay sobre
los nombres de los escritores en sí. Esto, sin embargo, no afecta del todo el propósito espiritual de la Biblia; de hecho, esto no tiene importancia alguna.
El libro, como lo tenemos en la actualidad, es una cisterna inagotable de
Verdad Espiritual, compilada bajo inspiración Divina, y la ruta en sí por la
cual llegó a su forma actual no importa. El nombre del escritor de algún capítulo
en particular tendría tanta importancia como el del amanuense, si es que uno se utilizara. El autor
es la Sabiduría Divina, y eso es todo lo que nos interesa. Lo que se denomina la
"Alta Crítica" se ocupa exclusivamente del aspecto externo, pasando por alto el contenido espiritual de las Escrituras; y desde el punto de vista espiritual carece de importancia por completo.
Tomado del Libro " El Sermón del Monte " de Emmet Fox